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viernes, 1 de febrero de 2013

Los hombres que conversan de espaldas

Se sientan en la barra de lado, medio sentados en la banqueta, listos para poder escapar en cualquier momento, apoyan el brazo de tal manera que con un pequeño movimiento de muñeca alcanzan el chato de vino y se lo llevan a la boca. Si uno está mirando hacia la derecha, el que llega se coloca a la izquierda y adopta una postura similar, sino idéntica, pero en simetría con la de su compañero, como alas de mariposa. Yo, al otro lado de la barra,  escucho la conversación, siempre parecida: la nieve, la lluvia, las vacas que no paren, el campo anegado e imposible de sembrar, la subvenciones. Hablan sin oírse, pero llevan años escuchándose y ya conocen todos los comentarios, las réplicas, las opiniones. Sirvo una y otra vez el penúltimo vino, porque el último no se toma nunca. Todo el diálogo, sembrado por una nutrida variedad de onomatopeyas pirenaicas: buaaa, beeeno, ñañañañañ. Y así, durante horas, casi jornadas enteras, conversan de espaldas los hombres.

Ernest Descals

1 comentario:

  1. ¡qué rico sobresalto una reaparición tuya!

    Lo de trabajar de camarero es una fase imprescindible para esto de la escritura, habrá buenos escritores que no hayan sido camareros, pero son la excepción.

    Se te extraña beaucoup Estercita. Avanti con esas curvas lingüísticas del Pirineo.

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