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lunes, 28 de marzo de 2016

Soy mamá

No pensaba escribir sobre la maternidad aún, no pensaba empezar un texto con una negación.
La maternidad me ha traído muchas cosas en estos dos meses y pico. Oleadas hormonales, mal humor, peleas, miedos, sueño, dolor lacerante.
He aprendido anatomía. Sé cuál es el músculo piramidal y qué son los conductos galactóforos.
También he descubierto que la belleza está en dibujar con mi dedo índice un círculo imaginario alrededor de tu rostro minúsculo, y ver cómo nace una sonrisa verdadera, 
de carne, 
sin dientes, 
solo sonrisa.

martes, 3 de noviembre de 2015

Solución simple para el desbloqueo: me pongo a leer.

añsdkfj añlskdfjñ ñalskdjf alñskdfj ññalskdjf  alñskdjf. Escribo, escribo, escribo. añlskdf  añlskdjf  añlskdf  ñalskdf.  Una hoja amarilla se pega en el cristal de la venta. Oh, ¿poesía?
añslkjf  ñalskdfj  ñalsdkjf. Veamos. Hoja, cristal, ventana, marco de madera, grisura, otoño. La hoja translúcida.
Nervadura de la hoja, creo recordar (de lo poco que recuerdo de Conocimiento del Medio), es el tejido vascular de una planta: adiós poesía.
aññalskdjf añlskdfj ñalskdjf añlsdkfj añlskdf añlsdkfj.
El corrector marca grisura como incorrecto. Lo busco: 1. f. Cualidad de gris. 2. f. Insignificancia, mediocridad. Lo que ocurre hoy con este intento. Lo dejo. Me pongo a leer. 

Maleki

miércoles, 28 de octubre de 2015

Truco simple para el desbloqueo

Tengo que escribir. Lo necesito. Busco en el teclado con los dedos, palpo. Noto el relieve de las letras dibujadas sobre las teclas. Agito las falanges y aprieto siguiendo el ritmo que producen mis dedos sobre el plástico duro y negro: añslkdfj ñalskdjf ñalskdfj ñlaksdjf ñalskdjf ñalskdjf añlskdfj ñalskdjf añlsdkfj ñalskdfj ñalskdfj ñaslkdfj añlsdkfj ñalskdjf añlskdfj

Ahora. Recuerdo mis clases de mecanografía durante el último verano del colegio. Mis padres me obligaron. Yo no quería: todo el mes de julio de nueve a once de la mañana. Asco. Luego me ha servido de mucho, la mecanografía, no el asco. Y así, buceando en los recuerdos, me apareces tú. La mecanografía, tú y el último verano del colegio. No exististe, no hubo un tú, no tienes nombre siquiera, aún, pero empieza a fluir. El amor joven es un buen comienzo para cualquier historia: así puedo empezar.

De este blog

jueves, 22 de octubre de 2015

En la piel del funámbulo

Tengo el blog un poco abandonado, pero hoy que lo han citado desde el Ateneo Jaqués he pensado que podría darle un poco de vida. Se han referido al él porque hoy presentamos en Jaca la novela Caminar sobre la cuerda, mi primera novela, de la que nunca he hablado en aquí, aunque sí hablo de Lo que no cuento en ella.
Os dejo el micro que cierra el libro porque creo que evoca, en cierta manera, lo que pueden sentir las personas que por alguna razón deciden crear algo.



martes, 15 de septiembre de 2015

Argumento ontológico

«Yo amo a los animales, soy un amante de los animales, lo de torturarlos es solo un entretenimiento, por tradición, ya sabe».








viernes, 5 de junio de 2015

La dueña del Sol

Hace días que no escribía en el blog y estaba pensando que ya iba siendo hora cuando, tonteando por el Facebook, me he encontrado esta noticia en La Voz de Galicia (no puedo poner ahora el link, pero lo haré, si no aguantáis, buscad en Google, os aseguro que es cierto y que la noticia es de hoy, no del 28 de diciembre):

Una mujer que vendía parcelas del Sol a través de Ebay denuncia a la compañía por cerrarle la cuenta.
Ebay argumenta que ellos solo venden bienes tangibles, la mujer, dueña del Sol, responde que el astro rey se puede ver y tocar. Un juez admite a trámite la demanda y se declara competente para juzgar el caso. La primera vista es en julio.
Al mismo tiempo otro hombre pretende denunciar a la dueña del Sol porque este le causa quemaduras en la piel. El abogado del individuo le desaconseja seguir adelante con la querella porque los rayos del Sol tardan mil años en llegar a la Tierra y la dueña del Sol solo lo es desde hace cinco por lo que queda exenta de responsabilidades anteriores a su toma de posesión.
¿En serio, realidad? 
Y ahora yo ¿para qué me voy a inventar nada?


jueves, 30 de abril de 2015

Afinidades

Lo conocí en una librería. Bueno, no, en realidad fue en la puerta de una librería. Oye, tampoco hubiera sido tan raro que yo estuviera en una librería, bueno, en esa sí, porque no venden cosas que a mí me gusten, un día fui a por el libro de Jane Fonda y no lo tenían, así que, hace poco, el de Mariló Montero lo fui a buscar directamente al Corte Inglés. Sí, sí, perdona, sigo. A él lo conocí en la entrada de la librería que queda justo enfrente de mi gimnasio. Los dos estábamos esperando, el junto a la puerta de la libraría y yo junto a la del gimnasio. Me pareció guapo, con sus gafas de pasta y su barba bien recortada, así que me acerqué, ya sabes que yo no soy nada tímida, y le dije «y ¿si pasamos de ellos y nos vamos a tomar una caña?». Se rió y, aunque dudó un poco, accedió enseguida. Fuimos al bar de Jesús y allí estuvimos tomando cerveza y abortando conversaciones. Nada, no teníamos absolutamente nada en común de lo que charlar, así que nos prestábamos una atención total y recíproca en cada una de nuestras disertaciones. Creo que nunca me he aburrido tanto, pero tampoco me he sentido tan libre y tan sabia al hablar. Desde aquella cita espontanea han pasado ya diez años. Las afinidades están sobrevaloradas. No conozco ningún otro matrimonio al que le vaya mejor que a nosotros. 

Benoit Courti



miércoles, 8 de abril de 2015

Tactic, tactic

Sale del bar y todavía es de noche. Le extraña mucho, muchísimo. Va a preguntar algo a su socio, pero este ya camina por la acera hacia su barrio, se detiene un momento, se gira, levanta el puño y estira el pulgar, grita suerte. Entonces Fermín le contesta con el mismo gesto, mira al cielo y vuelve a preguntarse por qué es de noche todavía, si él acaba de salir del bar.
Echa a caminar hacia su casa. Está muy mareado o algo así, porque no reconoce el camino, lo ve todo al revés, cuando va a coger el callejón a la derecha se encuentra con una pared y le cuesta reaccionar hasta que halla de nuevo la ruta. Está como desprogramado, tal vez simplemente confundido.
Llega a su casa por otro camino. Se planta ante el portal, pero se siente tan extraño que decide comprobar el número. Su portal ya no es el seis, sino el nueve. Mira alrededor. Sí, es su portal, sin duda, cree. Vaya colocón que llevo, piensa, vaya colocón. Está cansado, así que entra y comienza a subir por las escaleras que en su recuerdo deberían estar a la derecha, junto a los buzones, pero que ahora están a la izquierda. Decide dejar de pensar y simplemente sube, recordando las instrucciones para subir una escalera.
Introduce la llave en la cerradura de su descolocado apartamento. Al entrar, huele a ella, a Regina, y no es un rastro, huele como si hubiera utilizado su perfume como ambientador. Ahora estará llorando, tendida en el sofá, mirando por la ventana, le preguntará dónde ha estado, si ha estado con otra, le rogará que no la deje: no me dejes, por favor. Fermín piensa que no tiene ánimo para un numerito más. Sin embargo, no. El sofá no está junto al ventanal, ni el taquillón de la entrada queda al principio del pasillo, sino al final y, por supuesto, Regina tampoco llora en el sofá, fuma sentada en un taburete alto mientras toma a sorbos suaves un café. Bueno, ahora que por fin has aparecido, que sepas que me largo, te dejo, y no te pongas a llorar como un niño ñoño, por favor, esta vez sí me voy, es definitivo, le espeta una Regina sinuosa y elegante. La mujer se levanta, luce un vestido de color perla, corto y ceñido, un vestido que Fermín jamás había visto antes en el cuerpo de su mujer, que agarra su bolso y sale por la puerta.

¿Regina me abandona?, piensa Fermín mientras busca su sillón, que tampoco está ahora junto al tocadiscos, ni el tocadiscos junto a la estantería, ni la estantería en su sitio. Fermín da vueltas y por fin encuentra su sillón, que sí está junto al tocadiscos y junto a la estantería, pero en otro sitio. Se sienta a pensar. En el silencio de la habitación solo se escucha el reloj de cuco: tactic, tactic.

Pierre Lucas


*La idea de este micro surgió en los talleres con los adolescentes. Muchas ideas surgieron esos días.