Ahora. Recuerdo mis clases de mecanografía durante el último verano del colegio. Mis padres me obligaron. Yo no quería: todo el mes de julio de nueve a once de la mañana. Asco. Luego me ha servido de mucho, la mecanografía, no el asco. Y así, buceando en los recuerdos, me apareces tú. La mecanografía, tú y el último verano del colegio. No exististe, no hubo un tú, no tienes nombre siquiera, aún, pero empieza a fluir. El amor joven es un buen comienzo para cualquier historia: así puedo empezar.
![]() |
De este blog |
No hay comentarios:
Publicar un comentario