Mi vecino, siempre tan amable, se volvió muy molesto: comenzó a tocar el trombón. Como no cesaba en su empeño por dominar tan infernal instrumento, yo decidí iniciarme en la música con el violonchelo. Pronto me enganchó su sonido llorón y mi vecina de abajo comenzó a protestar. Le aconsejé que probara con la flauta travesera. Su vecino no tuvo más remedio que optar por la percusión y recomendó a su cuñado, que vivía enfrente, que retomara sus clases de clarinete. El patio de luces se ha convertido en una sala de ensayo donde preparamos nuestros grandes conciertos.
Multado un niño con 800 euros por tocar el trombón a media tarde (Diari de Tarragona)
Da gusto verte leer el periódico
ResponderEliminarSi todas las comunidades fueran así... pero lo más normal es que, como al niño del periódico, les dé por tocar a la hora de la siesta, que la verdad te digo que está muy bien multado, sobre todo si era sábado o domingo.
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