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sábado, 5 de noviembre de 2011

El ser vive detrás de la mirada

El miércoles la tía Libia no reconoció a su amiga Carmen, su compañera de mesa en el comedor de la residencia durante una década. La mujer se mudó a otro centro hace un año y ha pegado un bajón serio, incluso venía en silla de ruedas.

Las pusieron una delante de la otra, 87 años Carmen y 96 Libia. Mi tía observaba a su amiga fijamente, sin saber quién era. Me miraba a mí y negaba con la cabeza, yo le insistía, que sí, tía.

Al final, la tía Libia puso las manos sobre el apoyabrazos de la silla de Carmen, se inclinó echándose casi sobre ella, la miró más de cerca, como si mirara dentro de sus ojos y entonces, la vio: ¡Carmen!


1 comentario:

  1. Me has pillado pensando en los microcosmos:

    ¡mira que parece largo el viaje hasta una residencia de ancianos!

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